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La escoba del primer ministro indio

El pasado 2 de octubre, coincidiendo con en el 145 aniversario del nacimiento de Gandhi, el nuevo primer ministro del país, Narendra Modi, lanzaba la campaña Swachh Bharat (India limpia). El objetivo: sensibilizar sobre la necesidad de limpiar las ciudades y ríos, de cambiar la cultura de tirarlo todo al suelo o de no ir a los retretes, o de que ciertas personas no quieran coger una escoba (ya que los de su casta no deben hacerlo). Con esta iniciativa, se pretende  aumentar las medidas de higiene, disminuyendo así el nivel de enfermedades y mortalidad, sobre todo infantil.

Ese mismo día, 2 de octubre, y para lanzar de manera efectiva la campaña, Modi se plantó, escoba en mano, en ministerios y comisarías. Se adueñaba de este modo, y de una tacada, como indica Jordi Joan Baños en La Vanguardia, de dos de los símbolos de sus derrotados adversarios: del Mahatma −historia misma del Partido del Congreso− y de la escoba, icono del Partido de la Gente Corriente, que prometía barrer la corrupción. La imagen es poderosa y un mensaje muy visual y claro de su proyecto.

Aunque era un día festivo, los voluntarios vinculados al movimiento scout del país participaron en la campaña, así como miembros de la defensa civil, jefes de varios departamentos y ministros. También se sumaron algunos contingentes del ejército y numerosos estudiantes. Conseguir que la India esté limpia, y deje de ser el país más sucio de Asia en 2019, para el 150 aniversario de Mahatma Gandhi, es la idea que ha conseguido, también, que muchos funcionarios se comprometieran a dedicar dos horas a la semana para limpiar las calles de sus ciudades.

Sin embargo, no es la primera campaña de este tipo lanzada en el país, y ninguna ha funcionado hasta la fecha. De hecho, tras el acto central de presentación, una vez finalizado el discurso de Modi, cientos de botellas de plástico quedaron tiradas en el suelo tapando el que, horas antes, era césped totalmente limpio.

Esta vez, el uso de una escoba resulta singular y efectivo. Es un elemento que resume, en una sola imagen, la limpieza —del país, de la corrupción, de los malos hábitos…— que anuncia un nuevo cambio.

De hecho, la escoba también estuvo presente, con gran éxito mediático, en la playa de Copacabana en 2011, cuando se colocaron un total de 594 escobas, el mismo número de los miembros del Parlamento brasileño, como símbolo de la limpieza necesaria para erradicar la corrupción en el país.

Publicado en: Pie de foto
Fotografía: Saskia Wustefeld para Unsplash

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