Artículo de Antoni Gutiérrez-Rubí publicado en Pasaporte #EP2014 de El Periódico de Catalunya.

El Parlamento Europeo ha ejercido en los últimos meses una presión importante para que las próximas elecciones sean unos comicios ‘politizados’. El informe que marcó un antes y un después fue el que presentó el eurodiputado Andrew Duff, en noviembre de 2012, en el que se pedía a los partidos europeos que nominaran a su candidato a la presidencia de la Comisión. El informe también insistía en que los logos de los partidos europeos debían aparecer impresos junto a los logos de los partidos nacionales el día de la elección. Algo que finalmente solo ocurrirá en un puñado de países.

A pesar de la politización creciente en la contienda europea ha habido pocos avances en materia de legislación electoral. Los Tratados europeos en vigor (20, 22 y 223 del TFUE) sólo obligan a los Estados a garantizar el principio de proporcionalidad, pero en todo lo demás dejan vía libre a que cada uno se organice por su cuenta. La biblioteca del Parlamento Europea muestra en esta infografía las cuantiosas diferencias al respecto.

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El sistema de circunscripciones es, por ejemplo, distinto en cada país. Francia, Reino Unido, Italia, Polonia, Irlanda y Bélgica tienen varias circunscripciones. Otros países, como España o Portugal tienen una circunscripción única. La división puede depender de la propia historia del país (como en el caso del Reino Unido y sus ‘naciones’), aunque puede no guardar relación directa (como en el caso de Francia).

Residencia vs nacionalidad
Entre las especificidades del sistema electoral europeo sobresale el derecho que tiene todo ciudadano europeo de poder votar en su país de residencia, si así lo desea. Un británico puede votar y presentarse en las listas españolas si reside en territorio español, y viceversa. Estos han sido algunos de los casos en el Parlamento Europeo:

Año elección Nombre Nacionalidad Estado donde salió electo/a
1984 Christine Crawley Irlandesa Reino Unido
1989 Anita PollackMaurice Duverger AustralianaFrancés Reino UnidoItalia
1999 Wilmya ZimmermannOlivier Dupuis HolandesaBelga AlemaniaItalia
2001 Miguel Mayol i Raynal Francés España
2004 Bairbre de BrunWillem SchuthDaniel StrozAri Vatanen IrlandesaHolandésAlemánFinlandesa Reino UnidoAlemaniaRepública ChecaFrancia

 

A pesar de gozar de este derecho (reconocido en el artículo 39 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión) se calcula que sólo el 10% de los ciudadanos que viven fuera ejercen su derecho a votar y presentarse en el país donde residen. Un dato curioso teniendo en cuenta que el número de ciudadanos europeos que residen en otro país de la Unión es cada vez mayor (en 2010, la Comisión estimaba que ese grupo representaba más de 12,3 millones de electores). Una cifra que sin duda habrá crecido de forma exponencial en los últimos años, en particular entre los ciudadanos de los países más castigados por la crisis.

En 2010 y 2013 la agencia que se encarga de las encuestas a nivel europeo (la lista completa de recursos institucionales está aquí), hizo tres preguntas particularmente pertinentes respecto a esta cuestión:

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 (Gráfico elaboración propia. Datos Eurobarometro 292, 364)

Entre 2007 y 2013 el conocimiento de los ciudadanos sobre sus derechos creció exponencialmente. En 2013 el 72% responde correctamente a la pregunta, mientras que en 2007 solo era el 54%. Es curioso sin embargo como este conocimiento no se ha traducido necesariamente en un mayor índice de participación a las elecciones europeas. Tener derechos no significa que el ciudadano tenga la percepción de que al ejercerlos, marque la diferencia.

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 (Gráfico elaboración propia. Datos Eurobarometro 292, 364)

La segunda pregunta que formuló el Eurobárometro evaluaba la disposición que tendrían los ciudadanos europeos a aceptar que los residentes provenientes de otros países de la UE votaran en las elecciones nacionales y regionales. Un derecho del que no disponen actualmente los electores europeos pues solo pueden votar en el país de residencia para las elecciones locales y europeas.

En 2010 sólo el 54% de los ciudadanos aceptarían que un residente extranjero, proveniente de otro país de la UE, votara en las elecciones regionales. Un porcentaje que en solo tres años sube 10 puntos. El salto en el caso de los comicios al Parlamento Nacional es todavía más sorprendente. En 2010 sólo la mitad de los ciudadanos consideraba justificado que un residente de otro país de la UE votara en las elecciones nacionales. En 2013, un 67% responde afirmativamente.

¿Cómo conjugar estos datos, que muestran que los europeos son cada vez más propicios a reconocerse y aceptar sus vecinos de la UE como conciudadanos, y el repunte del anti-europeísmo? ¿Cómo canalizar esa empatía entre ciudadanos de diferentes países en el caso de las elecciones del próximo mayo 2013?

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 (Gráfico elaboración propia. Datos Eurobarometro 292, 364)

La tendencia también se ve reflejada en la preferencia de los electores europeos a la hora de escoger entre el candidato del país de origen, o el del país de residencia. La preferencia también se ha invertido en los últimos años, aunque tímidamente. Los ciudadanos de la UE que residen en otro país cada vez más prefieren votar por el candidato del territorio donde viven.

La ley electoral europea está por construir, pero algunas iniciativas, como la de ‘Let Me Vote’, y la propia significancia política que adquirirán estas elecciones, hace que el tema sea uno de los principales desafíos para la próxima legislatura. La respuesta a la legitimidad democrática de la UE también pasa, en gran parte, por el cómo votamos por Europa.