Artículo de Antoni Gutiérrez-Rubí publicado en Pasaporte #EP2014 de El Periódico de Catalunya.

A falta de que empiece el grueso de la campaña en marzo, el Partido Verde Europeo está apostando desde ya por una comunicación atrevida de cara a las elecciones de mayo 2014. Todavía es pronto para saber si las innovaciones se traducirán en votos, pero a juzgar por algunas de los señales los partidos tienen mucho que ganar ‘europeizando’ sus campañas.

1)      El proceso de selección
Los Tratados no ofrecen una respuesta definitiva sobre el proceso de selección del presidente de la Comisión Europea. Según el artículo que rige dicho proceso y que entró en vigor con el Tratado de Lisboa de 2009 (art. 17 del TUE), el Parlamento Europeo ‘elige’ al Presidente, pero el nombre de éste/ésta sigue siendo ‘propuesto’ oficialmente por el Consejo Europeo (jefes de gobierno) en función de los resultados electorales.

El sistema es parecido a lo que ocurre en Italia, donde el Presidente de la República nombra al Primer Ministro en función de los resultados electorales y las posibles mayorías.

A pesar de estas posibles interpretaciones jurídicas, casi todos los partidos europeos (incluido el PPE a pesar de las reticencias de Angela Merkel) tiene previsto presentar a sus propios candidatos delante de los electores para presidir la Comisión.

El proceso de selección del Partido Verde Europeo tiene un componente claramente diferente. Unas primarias abiertas y competitivas, donde los cuatro candidatos han presentado una lista de avales parejas, minimizando así el favoritismo entre ellos. Un emparejamiento que añade credibilidad.

Las primarias se organizan hasta finales de enero de forma online. Uno de los primeros procesos de este tipo a escala europea. El sistema técnico lo coordina una de las empresas líderes en voto electrónico y que tiene su sede en Barcelona, SCYTL. La misma compañía que compilará los datos durante la noche electoral. Un dato de enorme relevancia para Catalunya y España.

2)      El contenido
Entre los aciertos comunicativos de las primarias online de los Verdes está el haber preparado una plataforma en más de 20 idiomas (incluido el catalán), y la facilidad para votar (se necesita simplemente tener email y un móvil para recibir el SMS de confirmación). La decisión de no limitarlo a los militantes y abrirlo a cualquier simpatizante es la estrategia correcta para ampliar la movilización y despertar el interés de votantes más volátiles.

En cuanto al contenido político es, de momento, poco nutrido. Al igual que el resto de partidos europeos, los Verdes presentarán su manifiesto en 2014. En este sentido una de las formas de comparar los candidatos es a través de los debates online que se irán organizando hasta enero.

Esta semana el primero de estos debates se saldó con un balance contrastado. El nivel de credibilidad y de interés fue muy alto por la espontaneidad, las respuestas cortas y la inclusión de preguntas online formulados por los internautas a través de Facebook o Twitter. El keyhole de la consultora Burson-Marsteller muestra que el hashtag #greenprimary pasó de 150 diarios a 750 el día del debate. Destaca el hecho que España fue uno de los países más activos: un cuarto de los tweets fueron en español.
Sin embargo hubo también contratiempos. El sistema técnico vía Skype sufrió varias desconexiones (una de ellas nada más empezar el moderador su presentación).

Destacó el hecho que cada candidato pudo escoger su fondo. La alemana Rebecca Harms aprovechó al máximo esa oportunidad comunicativa para colgarse detrás la bandera del arcoíris con ‘climate’ escrito en ello. Una referencia que inconscientemente conectaba emocionalmente con los ’30 del Ártico’, el grupo de activistas detenidos en Rusia.

Esa bandera fue un triunfo visual frente a la neutralidad por la que optaron Ska Skeller y José Bové. Monica Frassoni escogió (o tal vez no pudo escoger) bien su entorno. Tuvo que responder a las preguntas desde la terminal de un aeropuerto en Varsovia. Un error importante y que le impidió, en varios momentos, concentrarse de lleno en sus respuestas.

La segunda posible mejora fue el modelo de debate. El moderador se limitó a dar la palabra a cada candidato de manera rotatoria. Sin embargo, y allí radica la posible mejora comunicativa más importante, los candidatos no interactuaron entre ellos. No hubo contraste de ideas. Un marco tal vez más prudente, pero que le quitó energía al ejercicio.

Un modelo a repetir, a explorar y mejorar. Una comunicación arriesgada que a pesar de los errores, despertó interés por su carácter desenfadado, creíble y cercano.