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La moda política del 2008

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La comunicación política del año 2008 se ha caracterizado, también, por la visibilidad de complementos y piezas del vestuario que han adquirido gran notoriedad y significación simbólica. Un repaso de las mejores fotografías del año, nos mostrará un «fondo de armario» lleno de sorpresas. El «hábito no hace al monje» dice el dicho y no le falta razón, pero ayuda a reconocerlo. Siempre me ha interesado el lenguaje no verbal y el uso «comunicacional» del vestuario político que ofrece nuevas perspectivas y decodificaciones del significado de los gestos y las acciones. «Somos lo que hacemos cada día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito», decía Aristóteles.

Veamos, hoy, los otros «hábitos»…, de la cabeza a los pies.

1. El gorro de Cristina Kirchner
En su visita a Moscú, del pasado 8 de diciembre, el presidente ruso le obsequió con un impresionante gorro que él mismo colocó sobre su cabeza. La presidenta argentina se dejó, mostrando una gran ilusión, y la fotografía refleja varias realidades: vanidad, poder, lujo, exceso y un aroma de machismo flotando en el ambiente…Algunos asesores dicen que lo último que debe hacer un político es ponerse un sombrero. Depende. Aunque este gorro regalado le puede pasar factura.

2. Las «Ray-Ban» de Sarkozy
El año que acaba empezó con el publirreportaje de Sarkozy y Carla Bruni en Petra (Jordania). Las vacaciones de Año Nuevo fueron la presentación pública de la pareja y de su relación. Sarkozy lució un clásico modelo de gafas de la marca Ray-Ban asociadas, por la sobreexplotación publicitaria y cinematográfica de hace ya unas décadas, a la imagen de galán exhibicionista. La obsesión por ofrecer una imagen juvenil (la diferencia de edad -y de estatura- entre ambos es notable) le puede llevar a situaciones forzadas de lecturas no siempre positivas. El photosop no siempre estará ahí, disponible, para corregir el michelín inadecuado.

3. La corbata azul de Obama
El azul es el color de los demócratas norteamericanos. El código simbólico más frecuente (rojo, progresistas; azul, conservadores), tan habitual en Europa, es al revés en los Estados Unidos. Durante la larga campaña de primarias y la elección presidencial, Obama ha apostado por un conjunto sobrio de referencias históricas (Robert Kennedy). Siempre camisas blancas, corbatas lisas de color azul, preferentemente, nudo Windsor y siempre que ha podido desembarazado de la chaqueta para arremangarse las mangas en actitud de trabajo, de proximidad, de vitalidad. Obama (y Michelle) conocen bien la importancia de la moda.

4. La camisa roja de Chávez
Aunque no es propiamente una prenda exclusiva del año 2008…, sí que es la opción ya definitiva del presidente Chávez en la búsqueda de un liderazgo caudillista y popular. Las camisas rojas han estado más presentes que nunca en sus apariciones públicas y televisivas y en las grandes concentraciones de seguidores. Su color es una apuesta estética de resonancias revolucionarias. Ha perdido el referéndum para modificar la Constitución, que le hubiera permitido cambiar 69 de sus 350 artículos y mantenerse en el poder de forma vitalicia. A pesar de ello, su marea roja sigue creciendo, uniformada.

5. Las chaquetas de Gaddafi
Muamar al-Gaddafi ganó protagonismo mundial con su impecable chaqueta blanca durante la visita de Nicolas Sarkozy, en su polémico viaje a Libia (posterior a la liberación de las enfermeras búlgaras en julio de 2007). Como escribía en este artículo, Gaddafi mostraba un estampado único del perfil de África, como una gran marca o divisa, a la altura del corazón. El diseño ganaba en visibilidad por el contraste: camisa negra bajo la chaqueta blanca, sus permanentes gafas oscuras y un pañuelo de color tierra que le cubría sólo el lado derecho, dejando muy evidente el dibujo compacto en negro. No es la primera vez que la silueta continental adorna sus complementos, especialmente sus camisas. Gaddafi es un superviviente nato y para ello no ha dudado en utilizar la reivindicación africana como parte de su estrategia para conservarse en el poder.

6. El chándal de Castro
Nunca antes el chándal había tenido protagonismo alguno en la iconografía o en el simbolismo político. Ha sido un acierto, aunque sorprendente, porque aprisiona la figura de un anciano enfermo y casi agonizante, a la del mito que no puede rendirse ni a la muerte. Hay algo de crueldad… pero también de eficacia. Ni bata de enfermo, ni guayabera de líder. La imagen, que no ha podido ocultar el progresivo deterioro físico del líder cubano, pretende enviar un mensaje de convalencencia «resistente», como de recuperación deportiva pero con ecos políticos. Raúl Castro reafirmaba su posición en Cuba al relanzar al Partido Comunista (PCC) y convocar el VI Congreso del Partido para este 2009. Es el nuevo líder de la Revolución que, en 2008, celebró sus «primeros» 50 años. Fidel Castro se retira de la primera línea política, pero sigue en «forma», preparado, dispuesto. Ese era el mensaje. Esa era, quizás, la única foto posible.

7. La correa de Correa
Correa es un presidente diferente. Desde que ganara las elecciones en 2006, se ha mostrado como un político próximo a los ciudadanos con un especial magnetismo basado en la cercanía y proximidad con el electorado. Innovador en las formas, busca la conexión emocional con sus compatriotas, interpretando el sentimiento nacional más allá de las propuestas programáticas. Se le ha visto en distintas ocasiones tocando la guitarra, conectando, a través de la música, con el sentimiento mayoritario de la gente que aplaudía su discurso popular y soberanista, con un marcado orgullo político y nacional, compartido.»Dale Correa» fue su lema de campaña. Y Rafael no dudó en sacarse el cinto y golpear con fuerza, simbolizando el cambio político con decisión.

8. Los tirantes de Botín
Botín hace política, aunque no sea político y sus tirantes han tenido, recientemente, un marco muy presidencial. Las reuniones del presidente Zapatero con líderes sociales, económicos y financieros han mostrado al presidente del Banco de Santander con la chaqueta desabrochada, descubriendo sus tirantes rojos, a juego con la invariable corbata corporativa. Botín sabe que el valor de las empresas es, fundamentalmente, el valor de marca y los intangibles. Conocedor de las emociones de los colores, viste con corbata roja como símbolo e icono. Los tirantes, a pesar de ser una prenda cada vez menos utilizada, siguen teniendo ilustres y conocidos referentes populares en España. Entre los periodistas,  Pedro J. Ramírez y Pepe Oneto (quizás bajo la influencia de Larry King). Y entre los políticos, sólo Fraga resiste con los tirantes rojigualdos, bien puestos.

9. Los calcetines de Aguirre
Esperanza Aguirre hace de la necesidad virtud. No tiene, además, complejos. Su capacidad para convertir cualquier situación en una oportunidad política y mediática la llevan a no amilanarse ante cualquier crítica, convencida como está que la duda es peor que el error. Sólo así se explica que nunca dé un paso atrás. El regalo de unos «patucos» que hizo a los periodistas, en su condición de líder del PP de la Comunidad de Madrid, es un reflejo más de su determinación y coraje. Tanto… que, a veces, puede perder de vista la realidad y rozar, cruzar o ignorar la frontera entre la ambición, el pudor o el ridículo.

10. Los zapatos de Bush
Lamentablemente olvidaremos pronto el nombre del periodista chií Muntazer al Zaidi. El impacto político y mediático del lanzamiento de sus zapatos será siempre asociado al «zapatazo» a Bush, aunque en el mundo árabe será recordado y admirado siempre. Ha habido otros zapatazos en la historia política, como el del líder soviético Nikita Kruschev, en 1960, encima de la mesa, pero no tendrán la significación de éste. El mundo islámico otorga una gran significación al hecho de pisotear (banderas o retratos, por ejemplo, o lanzar zapatos). Es así como se hace frente al demonio. Hay algo de signo de los tiempos en la acción: el hombre más poderoso del planeta, el del escudo antimisiles, debe agacharse y protegerse tras un atril. No le alcanzó, pero es igual. Mostró su vulnerabilidad.

PD: Al artículo
Una de mis compañeras me advirtió que el «escote de Angela Merkel», de abril de 2008, merecía un espacio en la selección que había hecho para este artículo. Los «pantalones» de la ministra Chacón… formarán parte del balance de la moda política del 2009. Pero, ahora, hagamos justicia con una postdata sobre Merkel que este año se enfrenta a un proceso electoral.

El pronunciado escote de Merkel
El vestido de noche que Angela Merkel lució en la inauguración de la nueva ópera de Oslo el 14 de abril causó un gran revuelo. «Merkel enseña escote», «Merkel saca pecho», fueron algunos de los titulares de la prensa sensacionalista alemana. La polémica estaba servida y de nada sirvieron sus declaraciones sobre el hecho de que no era más que un intento de salir de la rigidez del vestuario de una jefa de Gobierno en una noche de gala.

Más allá de las consideraciones estéticas, la cuestión de fondo parece ser la de siempre: ni siquiera las mujeres que han llegado a la cúpula del poder político consiguen evitar el zarandeo y acoso de una cultura machista que las juzga doble. Lamentablemente, la pelea por la igualdad debe librarse también en el «fondo de armario».

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