InicioComunicaciónComPol¿Hay cerebros de izquierdas y de derechas?

¿Hay cerebros de izquierdas y de derechas?

En los últimos años se han sucedido investigaciones que tratan de corroborar si podemos hablar de cerebros de izquierdas y de derechas. En 2013, se publicaba un experimento realizado por científicos de la Universidad de Nueva York y la de California (UCLA) en el que se demostraba la relación existente entre una determinada orientación política y la forma en que el cerebro procesa la información.

Ese mismo año, desde el Reino Unido, un equipo de la Universidad de Exeter trabajó junto a la Universidad de California en San Diego observando las diferencias en el funcionamiento de los cerebros de ciudadanos de Estados Unidos republicanos y demócratas. Aunque el comportamiento de los demócratas (liberales) y los republicanos (conservadores) no difirió, sí lo hizo su actividad cerebral.

Y ahora, estudios en EE.UU. e Israel sí que identifican las diferencias en la forma de los cerebros de izquierdas y de derechas. «A mismo estímulo político, diferente respuesta cerebral dependiendo de estas ideas políticas», señala la científica Yaara Yeshurun-Dishon.

Se ha demostrado que la ideología queda marcada en el cerebro. Nuestro pensamiento político se evidencia al analizar el funcionamiento del cerebro con inteligencia artificial. Lo que no se sabe todavía es si esa marca del cerebro genera la ideología o, por el contrario, si son nuestras preferencias políticas las que influyen y moldean nuestros cerebros. Apasionante.

Los estudios sobre el cerebro y los debates sobre el impacto de la ciencia para moldearlo, intervenirlo directamente con tecnología o suplantarlo con inteligencia artificial serán determinantes en un nuevo desafío para la política democrática. Nos jugamos la libertad que nace del libre albedrío. Las cuestiones éticas retarán a nuestra enorme capacidad técnica. La neurociencia debe devenir en neuroética o nos desbordará.

Mientras, se ha demostrado que el corazón contiene un sistema nervioso propio que le permite tomar decisiones de manera independiente y es capaz de incidir en nuestra percepción de la realidad y en el modo en que reaccionamos y nos comportamos. Pensamos (y votamos) con el corazón, también. Al final, son las emociones lo que nos hace humanos. Ese será el último baluarte de la humanidad.

Publicado en: La Vanguardia (9.03.2023)
En esta ocasión, he pedido la colaboración de Eduardo Luzzatti para realizar la ilustración del artículo.

Artículos de interés:
Cómo los sesgos psicológicos alargan guerras y rompen mercados (Ángela Sánchez. Agenda Pública, 25.09.2025)

Otros contenidos

La nostalgia autoritaria atrapa a los jóvenes

Algunos jóvenes españoles añoran a Franco. Y lo mismo sucede en Alemania con el nazismo y en diversas partes del mundo con otros autócratas...

No esperan el cambio: lo ejercen

La revista El Ciervo, en su número 813 (Septiembre/Octubre 2025), mira hacia el futuro. En los próximos 25 años, los que faltan para...

«La democracia enfrenta hoy un grave riesgo: el de la parálisis por sobrediagnóstico» (entrevista para inQualitas)

Diez años después de esta entrevista, converso de nuevo con Francesc Ribera Raichs. En esta ocasión, hablamos para inQualitas, sobre sobre calidad política y...

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.