Vetos y votos

La paronimia es una relación semántica que consiste en que dos o más palabras se asemejan en su sonido, pero se escriben de forma diferente y tienen significados distintos, a veces, incluso, contrapuestos. Es el caso de veto y voto. Suenan y se escriben parecido, solo cambia una letra, pero son radicalmente opuestos. El veto impide; el voto elige.

La palabra veto procede del latín y significa «[yo] prohíbo». Su institución se enmarca en el ámbito de la política y, en la República romana (siglo VI a.C.), se utilizó con el objetivo de permitir a los tribunos proteger los intereses de los ciudadanos comunes, los plebeyos, frente a las imposiciones e intromisiones de los patricios que ostentaban el poder, dominando el Senado.

Como curiosidad, y muchos siglos más tarde, el veto adquiere la forma de imposición o privilegio del poder, en lugar de garantía para quienes no lo poseen. En Estados Unidos, el presidente Andrew Jackson (1829-1837) ejerció su poder de veto más que cualquiera de sus predecesores (llegó a vetar doce propuestas de ley a lo largo de su mandato) y James Madison fue el primer presidente en utilizar el  denominado veto de bolsillo (pocket veto) en 1812. Un episodio moderno de la pugna de poderes entre el legislativo y el ejecutivo.

El veto como antigua protección o prerrogativa contemporánea del poder da paso, en las actuales campañas electorales, a situaciones inéditas de exclusiones y bloqueos en las negociaciones y/o pactos electorales. Políticos que vetan a medios o periodistas, a otros políticos o políticas, a candidatos y candidatas… Partidos que vetan a otros partidos. El fuego cruzado de los vetos está atravesando y deteriorando nuestro ambiente democrático. Ahora los argumentos varían y a los objetivos de dichos vetos se les llama «perfiles, personas o comportamientos tóxicos».

«El veto es el último recurso de aquellos que carecen de argumentos sólidos», reza esta cita atribuida a William Pitt.

El veto, casi siempre, impide el voto o la negociación franca al marcar el límite de esta y excluir temas, organizaciones o personas. Esa esencia —de naturaleza excluyente— hace que la narrativa que se pueda construir alrededor derive, en ocasiones, en antidemocrática o sectaria, aunque, inicialmente, no se contemplara tal pretensión.

Publicado en: La Vanguardia (8.06.2023)
He pedido la colaboración de Eduardo Luzzatti para realizar la ilustración del artículo.

Otros contenidos

Brechas y frustraciones

Las fracturas democráticas más profundas no se producen en el ruido de los discursos incendiarios, sino en el silencio acumulado de las demandas no...

Charla abierta en el marco de la 4ª edición del Diplomado en Comunicación Política y Campañas Electorales de UNTREF

El martes 25 de noviembre, a las 18h. (hora de Buenos Aires), desarrollaré una charla informativa abierta al público titulada: «Nuevos políticos, nuevas campañas:...

Presentación del nuevo libro de la Cátedra Ideograma-UPF: Influencers y comunicación política

El jueves 20 de noviembre, en la sede de ideograma en Barcelona, se presentará el nuevo libro de nuestra Cátedra Ideograma-UPF de Comunicación Política...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.