El escenario —estético y político— está servido y con una capacidad de atracción y proyección global extraordinarias. En la ciudad por antonomasia del poder vertical de los rascacielos, del poder inmobiliario, en la que el padre de Trump y el propio presidente cimentaron su riqueza, en la ciudad de la Torre Trump y sus grotescas, ampulosas y pretenciosas letras doradas… en esa ciudad, símbolo de tantas referencias, acaba de levantarse otra torre: la del poder horizontal de la coalición de electores que ha llevado a Zohran Mamdani a ser alcalde de la ciudad global con una contundente, alegre y hermosa victoria.
No es ajeno a este duelo político de contrastes que la principal medida de Mamdani sea contra la especulación inmobiliaria y la defensa de una política de vivienda progresista. En Nueva York, donde el alquiler promedio supera los 3.000 dólares al mes, el plan de Mamdani tenía tres medidas estrella: congelar el coste de alquiler de los hogares sujetos a regulación por la ciudad, triplicar la construcción de vivienda pública y verificar que los caseros cumplan con sus obligaciones. Lo resumía de una manera sencilla: que los neoyorkinos que nacieron en la ciudad puedan seguir viviendo en ella durante el resto de sus vidas. La especulación inmobiliaria es el origen del poder (y de la riqueza) de Trump. La lucha contra ella será el origen de la legitimidad del poder del joven alcalde. De la Trump Tower al Mamdani Power.
El combate tiene ribetes de dramaturgia clásica: David contra Goliath; adornado por contrastes estéticos que hacen de esta confrontación un espectáculo fascinante, casi inédito en política, por su plasticidad. Mamdani, con su look de camisa blanca arremangada, corbata de nudo pequeño y estilo skinny tie, nos recuerda a Bob Kennedy. Además, posee esa sonrisa contagiosa que genera una atracción magnética y un verbo de renovada fuerza y brío que completan un halo de belleza clásica, con el cuidadísimo corte de barba y cabello «con ecos cinematográficos de Bollywood» (su madre es una reconocida directora de cine india). Zohran es un representante de la nueva masculinidad. Frente a él, Trump, que es todo lo contrario.
Mamdani no solo es un duro opositor ideológico, es también un opuesto vital, en valores, actitudes, credos y biografía. Y es algo todavía más relevante, creo, y que puede desconcertar al emperador: Mamdani es un retador sin complejos y valiente. La noche de la victoria respondió así a las explícitas amenazas de Trump de perseguirle política e incluso policialmente: «Para llegar a cualquiera de nosotros, tendrá que pasar por encima de todos nosotros». Mamdani ha fijado el marco (Trump contra la gente) y ha hecho suya la primera frase de la Constitución de los Estados Unidos, «We the People» (Nosotros, el Pueblo). La misma carta magna que Trump pretende incumplir con su coqueteo por un tercer mandato.
Empieza la gran batalla cultural, que es hoy el prólogo —y el cuerpo— de la mismísima política. El mundo observa.
Publicado en: La Vanguardia (09.11.2025)










