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El café y la política: Kfé Innovación

zEn su maravilloso libro La idea de Europa, George Steiner afirma: «El café es un lugar para la cita y la conspiración, para el debate intelectual y la curiosidad, para el flâneur y para el poeta o el metafísico y su libreta. Está abierto a todo el mundo, pero también es un club, una francmasonería de reconocimiento político o artístico-literario y de presencia programática. Dibujad el mapa de los cafés y tendréis uno de los indicadores esenciales de la idea de Europa».

La política necesita el reencuentro con el debate, con la conversación. La renovación a través del poso… del café. Un poso cívico, de diálogos superpuestos, de narraciones compartidas, de discusiones abiertas. Sin el protocolo o el rango de las mesas de las reuniones políticas, tan jerárquicas como establecidas. Tan aburridas como previsibles, tantas veces.

La proliferación de múltiples formatos de cafetería, que integran otros negocios complementarios, así como la presencia creciente de wifi y otros servicios permiten configurar los cafés como espacios cada vez más sugerentes para la conversación amable y el encuentro, pero también para el trabajo, la reunión y la creación. O la conciencia social, con la decisión de los prosumidores y el consumo de café solidario o de comercio justo, por ejemplo. Y abren posibilidades para recuperar espacios de socialización y politización gracias al poderoso atractivo que permite la conectividad.

Esto sucede en todo el mundo, con fuertes connotaciones políticas. En Estados Unidos, por ejemplo, la cadena 7-Eleven sigue siendo la fuente más fiable de encuestas electorales al contabilizar las tazas elegidas por los clientes con los rostros de unos candidatos u otros. Nunca fallan. Las elecciones del futuro (y de hoy) son también combates culturales, estéticos… y emocionales: ¿café o té? ¿rock o country? ¿Mac o PC? Combates de la cotidianeidad que expresan nuevas confrontaciones políticas de base cultural. Muchos comportamientos políticos se pueden observar (y prever) a través de pequeñas actitudes de consumo.

Los cafés se están reinventando. No quieren vender solo líquido negro. Quieren favorecer experiencias múltiples. La iniciativa Let’s cafe latte printer permite una experiencia personalizada en el momento de beberlo, puesto que existe la posibilidad de «imprimir» el rostro de las personas sobre el café recién hecho para «bebérselo»; y dibuja espacios lúdicos nuevos que pueden permitir experiencias creativas. ¿Beberse, por ejemplo, una bandera, un candidato, un símbolo político? Solo hace falta una fotografía.

Algunos medios de comunicación, como The Guardian, exploran nuevas relaciones con sus lectores. El #GuardianCoffee es el café del diario británico, donde se mezclan el café de siempre con la vieja tradición de las noticias. «En el centro del local se ubica una pantalla que se actualiza en tiempo real con contenido como fotografías en Instagram, tuits favoritos en Twitter con el hashtag #guardiancoffee, así como las últimas publicaciones de la sección Tech de The Guardian y las actualizaciones de la iniciativa Guardian Witness, que promueve la participación de los lectores.»

La hibridación café+tecnología permite nuevas «mesas» como Wint – What’n Interesting Table que combinan café, conversaciones, entretenimiento y tecnología. Lo mismo sucede en el Café y Coworking de Kuala Lumpur o en los iHub de Nairobi o Beijing, como he podido conocer a través de las experiencias de mi admirado Francis Pisani en su vuelta al mundo de la innovación.

Pero la experiencia más sugerente que conozco es el Kfe Innovación. Una metodología de participación ciudadana que ha conseguido reunir a más de 80 sedes alrededor del mundo, con la estimulante combinación de empoderamiento ciudadano y saber colectivo, alrededor de un café y una conversación orientada a la innovación y el aprendizaje. Todo ello reforzado y sostenido con una poderosa red social que fluye sobre Internet con muchas aportaciones, recursos y materiales.

La política para renovarse necesita nuevas socializaciones, nuevos espacios que favorezcan el debate y el conocimiento político en entornos más sugerentes. Convertir los equipamientos públicos y las sedes políticas en entornos abiertos, de gran connectividad, que abracen lo artístico y creativo, con una agenda cultural intensa y favorezcan el debate, sería un gran paso. El partido político como coworking social.

Volver al café, volver a la política. Volver a George Steiner: «Los estereotipos son verdades cansadas», afirma lúcido el maestro. Tiene toda la razón. Hay que volver a romper los estereotipos de la política. Empecemos por recuperar el café y la conversación.

Publicado en: El País (blog Micropolítica, 17.11.2013)

Enlace de interés:
Literary Coffee (Housing Works, 14.11.2013)
The World Café (documento .PDF)
The World Cafe (Metodología) (PPT)

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