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La sociedad digital rompe las trincheras

Entrevista con Ibai Fernández para Noticias de Navarra: Internet lo está cambiando todo, también la política, y quien no lo entienda rápido se va a quedar fuera’.

«Internet y las redes sociales están cambiando las relaciones entre el poder y los ciudadanos», advierte Antoni Gutiérrez-Rubí, que considera que en la sociedad digital las relaciones cada vez van a estar más personalizadas. «Se van a romper las trincheras», afirma.

De los más de 34 millones de resultados que Google ofrece de la palabra Antoni, el primero corresponde a Antoni Gutiérrez-Rubí (Barcelona, 1960). «Este es el mejor retorno. Es un camino diferente para generar actividad económica», subraya este experto en comunicación política, que el año pasado vio cómo más de 250.000 personas se descargaban de su página web (www.gutierrez-rubi.es) de forma gratuita alguno de sus libros. «En la sociedad digital hay cosas que valen mucho y son gratis. Cuantas más ideas se conozcan asociadas a mi persona, mucho mejor. Para mí es mejor un link que un margen de beneficio. Da otra rentabilidad», defiende Gutiérrez-Rubí, que advierte de que la sociedad digital «lo está cambiando todo», también la forma de hacer política.

¿Cómo afecta la aparición de internet a la política?
Internet rompe los privilegios y cambia los modelos de negocio. Ahora, por ejemplo, se puede hacer política sin partidos. Los países árabes han sido un buen ejemplo. La sociedad digital está cambiando los valores que creíamos que eran casi inmutables, como el del poder. Da poder a quien tiene ideas, no a quien es fuerte o tiene una organización o muchos recursos. Y ese cambio es un choque muy fuerte para la política formal. Los líderes del futuro, más que por su posición en un organigrama o en alguna institución, solo triunfarán si tienen ideas que sean aceptadas y compartidas.

Eso es mucho decir en una sociedad basada en la partitocracia.
La cuestión es que en el futuro los ciudadanos van a seguir a las personas no por quienes son, sino por sus ideas. Google, por ejemplo, no sabe a quién encuentra, solo lo que vale en contenido. Ese es un cambio extraordinario que va a transformar la relación entre el poder y la ciudadanía.

¿El efecto twitter es un ejemplo?
El efecto twitter tiene que ver con la necesidad de agilidad, de transparencia, de diálogo, de proximidad. Son elementos que transforman la forma que tenemos para relacionarnos. Ha cambiado la manera de comunicarnos, de organizarnos, de construir valor, y eso afecta a todo tipo de instituciones. Quien lo entienda pronto y rápido, y comprenda el cambio, podrá vivir con él y podrá estar en él. Quien no lo entienda perderá.

¿Qué significa entenderlo?
Lo que hay que entender es que internet no es un medio más. Internet cambia las ecuaciones, cambia las reglas de juego, la liga y hasta el árbitro. Hay actores que hacen política sin partidos, nos movemos en una plataforma múltiple y global, y somos los propios ciudadanos quienes decimos qué es importante y que no. Nos permite decir basta y decirlo ahora. Son muchos cambios.

Ahora todo el mundo está en internet. No hay más que ver la avalancha de políticos que ha llegado a twitter el último año. La pregunta es si todos creen en lo que hacen.
Da igual. Lo importante es que se han dado cuenta de la urgencia.

Pero más por reacción a una moda que por una reflexión.
Sí, pero eso va a cambiar. Tener algo y no saberlo utilizar te deja en evidencia. El contacto horizontal te va a poner en jaque, por eso es mucho más interesante. Es irrelevante que ahora lo vean como una moda. Al final unos avanzarán y otros no. Habrá una criba muy interesante.

¿La política 2.0 va a ser decisiva en las próximas elecciones?
Todavía está lejos, si lo que se busca es la toma del poder político. Pero internet es ya un espacio insustituible para escuchar, para ver, conocer y comprender a la sociedad que quieres representar. Permite encontrar a gente, conocer sus intereses y compartir preocupaciones. Internet es la gran plaza pública del S.XXI.

¿Cómo interpreta lo que ha ocurrido esta semana con los eurodiputados? Cientos de internautas han recurrido a sus cuentas para reprocharles su actitud.
Ha sido un ejemplo parcial, que tiene mucho que ver también con el descrédito de la política. En cualquier caso, demuestra que la distancia entre lo que pienso, digo y hago es mínima en internet. La gente ya no espera ni consignas ni instrucciones. Si está cabreada, lo dice. Hoy un teléfono móvil es muchísimo poder. Con menos fuimos a la Luna.

¿Ese descrédito y desconfianza que genera la política de los ciudadanos evidencia un problema de comunicación?
Es un problema múltiple. Hay una falta de comprensión de la nueva sociedad, pero también de ejemplaridad de la política. Si algo ha demostrado la crisis es que no basta con delegar los problemas en la política. Todos tenemos que participar en la solución, y la política tiene que estimular y motivar a los ciudadanos a pensar en el colectivo. Pero eso es imposible sin una autóritas moral.

El problema es que la sociedad cada vez es más individualista, y la crisis acentúa el sálvese quien pueda.
Ese es el tema. Hasta ahora ha habido una delegación de la responsabilidad. Los problemas de todos que los resuelva la política, que yo me ocupo de los míos, y a ser posible que la política me moleste poco. Pero eso ya no es posible. La crisis ha roto la burbuja de que podemos despreocuparnos de lo colectivo. Por eso es un buen momento para la política. Debe reaccionar, y hacerlo con ejemplaridad y una gran carga moral. La filosofía es más útil que nunca.

La política, sin embargo, parece caminar en el sentido contrario. Mucho eslogan y poca reflexión.
El problema es que vivimos en la política de la reacción y no de la reflexión. El ciclo de las noticias es muy corto, y el 80% de las palabras de los políticos son en reacción a las palabras de otro político. Mientras la política continúe atrapada en el enjambre de la reacción no podrá ofrecernos un escenario de reflexión que merezca la atención social.

Es un mal endémico del sistema democrático, que vive pendiente de una continua campaña electoral. Lo que importa es el tiempo corto, ganar las próximas elecciones.
Y así estamos. La política es uno de los principales problemas para la sociedad española, cuando debería ser la solución. Y si seguimos más cerca de las preguntas que de las respuestas seguiremos desacreditándonos. Pero necesitamos la política para gobernar el mundo, y es imprescindible que se renueve.

¿Se puede innovar en política?
Por supuesto. Hay muchos formatos de innovación que pasan por la comunicación, la organización y la participación. En la época de las sedes, uno pertenece a un colectivo, con sus jerarquías y liturgia. Cohesiona y simplifica, pero también limita, porque no se puede ser de dos equipos a la vez. En la época de las redes, cada uno tiene muchas relaciones, por temas y por intereses variados, y con personas con las que nunca nos hubiéramos relacionado en una sociedad analógica. Es un cambio fundamental que la política debe entender. Lo interesante de la sociedad digital es que rompe las trincheras.

Entrevista en el Diario Noticias de Navarra (9.04.2011)

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