El innombrable

¿Estará Mariano Rajoy leyendo la novela El innombrable? Es de Samuel Beckett, publicada en 1953. Un texto extraordinario y único. Un monólogo interior desde la perspectiva de un protagonista sin nombre, en realidad innombrable e inmóvil. No hay una trama concreta, y parece un texto inconexo, es más bien un relato nihilista y desesperado hasta el final, con frases breves pero prolongadas y arrolladoras. A veces como una letanía, a veces como golpes hondos y profundos en el espíritu del lector.

El final es antológico y célebre: «… Seré yo, será el silencio, allí donde estoy, no sé, no lo sabré nunca, en el silencio no se sabe, no puedo seguir, seguiré.» Rajoy ha decidido hacer del innombrable su fortaleza inexpugnable. Y seguir. Su desafío a los medios de comunicación y a la opinión pública (incluyendo a parte de su propio partido) es de una tenacidad que muestra más debilidad que fortaleza, aunque parece que disfruta zafándose y driblando preguntas con sorna, incluso con ironía y humor, como ha hecho en la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo. Pero no hay motivos para la guasa.

La noticia no es lo que dice sino lo que no quiere decir y, con ello, la amplifica hasta el ruido ensordecedor. Rajoy no nombra, pero su silencio es atronador. Y abre todo tipo de interpretaciones. Nada más polisémico que el silencio. Nada más perturbador que la omisión.

Rajoy cree que gana tiempo y margen, pero la sombra de que pueda estar chantajeado por un presunto delincuente sin escrúpulos, o que no pueda controlar su defensa imprevisible, se agranda por momentos. Luis Bárcenas es un cazador. Y su instinto le llevará a devolver golpe a golpe, y a exhibir sus piezas de caza, como las que el taxidermista le disecaba y que encontraron en su despacho hace tan solo muy pocos meses. Rajoy le debe una explicación a los ciudadanos y a sus electores (y a los miembros de su partido) sobre la persona a la que nombró y confió las finanzas del PP, y en la que siguió confiando incluso mientras estaba siendo investigada.

Hay una pregunta letal: ¿Cómo pudo Bárcenas ocultar, desviar, manipular y amasar tanto dinero sin despertar sospecha, duda o inquietud alguna? O los que las tuvieron callaron en una peligrosa espiral del silencio. O bien miraron para otro lado mientras se entretenían abriendo sobres manila. La estrategia de Rajoy, con su omisión y dilación, convierte las dudas en sospechas; y, por ahí, dilapida su reputación y su credibilidad.

Rajoy debe una explicación detallada y suficiente, o pensaremos que la novela que realmente lee es la del mexicano Daniel Sada, ambientada en un proceso electoral, y con un título inolvidable: «Porque parece mentira, la verdad nunca se sabe». Pues eso, aunque parezca mentira que nadie supiera nada y que Bárcenas pudiera engañar a todos sus colegas, durante años, sin despertar la más mínima sospecha, mejor será que cuente lo que sabe. O, simplemente, lo que piensa. Su verdad. Porque aunque no le nombre, sí debe tener una opinión. Eso es lo que esperamos de un Presidente: sus palabras, no sus silencios. Con aquellas, hay política. Con estos, solo sospechas.

 Publicado en: El País (29.06.2013)(blog Micropolítica)
Fotografía: Kristina Flour para Unsplash

Artículos de interés:
A quién teme el Partido Popular (Fernando Ónega. La Vanguardia, 29.06.2013)

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