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Los debates de las izquierdas. Algunas pistas

Mark Lilla y la crítica al multiculturalismo de la izquierda norteamericana

La inesperada derrota de Hillary Clinton frente a Donald Trump en las elecciones presidenciales norteamericanas ha provocado un alud de interpretaciones encaminadas a dilucidar sus causas.

De entre los artículos publicados destaca por su repercusión The End of Identity Liberalism del historiador del pensamiento político Mark Lilla (en el diario The New York Times del 18 de noviembre de 2016), donde  avanzaba  una interpretación que sería ampliada posteriormente en el libro The once and future liberal. After Identity Politics (Harpers. NY, 2017. De próxima publicación en español por la editorial Debate).

En síntesis, Mark Lilla piensa que la izquierda debe cuestionarse la política de la identidad, obsesionada por los intereses particulares de grupos específicos, y abandonar la retórica de la diversidad para proponer un proyecto común basado en la noción de ciudadanía. De este modo  se establece una cierta oposición entre las políticas de reconocimiento —propias del discurso multicultura— y las políticas de redistribución propias de la izquierda socialdemócrata.

El artículo seminal de Mark Lilla ha sido publicado en castellano por Letras Libres:
El fin del liberalismo (Mark Lilla. Letras Libres, 16.07.2017)
The End of Identity Liberalism (Mark Lilla. The New York Times, 18.11.2016)

La presunta incompatibilidad entre las políticas de reconocimiento y de redistribución ha sido matizada por Daniel Innerarity, entre otros

«El paradigma del reconocimiento no invalida los problemas de redistribución. De hecho, todos los ejes de opresión en la vida real son mixtos; suele ocurrir que quien es excluido culturalmente sea desfavorecido económicamente. Es probable que lo más adecuado sea afirmar que la justicia requiere hoy ser pensada a la vez como redistribución y como reconocimiento».
¿El final del multiculturalismo? (Daniel Innerarity. El País, 16.02.2017)

El debate se enriqueció a raíz de la publicación del libro de Lilla, que en una conversación con el director de The New Yorker respondía a las críticas suscitadas:
A conversation with Mark Lilla on his critique of identity politics (David Remnick. The New Yorker, 25.08.2017)

Algunas reseñas y comentarios críticos del libro:

Desde las páginas de la revista Dissent, Michael Walzer ha considerado que los términos del debate planteado por Lilla no son de gran utilidad para recomponer políticamente a la izquierda norteamericana:

  • The historical task of the left in the present period (Michael Walzer. Dissent, Spring 2017)
  • El deber histórico de la izquierda en nuestros días (Michael Walzer. Letras Libres, 13.03.2017)

    « … el debate teórico actual sobre la importancia relativa de las políticas de la identidad y de la lucha de clases no es de mucho provecho. No existe tal cosa como la proverbial ‘clase trabajadora’, olvidada por los políticos demócratas y a la espera de ser movilizada. La gente a la que tenemos que llegar es un grupo radicalmente diverso. Y es diverso también en lo económico: incluye a hombres y mujeres desempleados, ancianos sin pensiones adecuadas, trabajadores de medio tiempo, obreros del cinturón industrial con nuevos empleos que les pagan ingresos mucho menores a los que antes ganaban, trabajadores sin protección sindical y con pocas prestaciones, y los pobres de áreas rurales, todos ellos aterradoramente vulnerables y esperando con angustia la llegada de una nueva crisis. También es diverso en cuanto a sus identidades: negros y blancos, latinos y asiáticos, hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales. Estas personas podrían formar lo que, en el número de otoño de 2015 de Dissent, Charles Mills llamó “una coalición transracial de los desfavorecidos».

  • How to Build a Majority (Michael Walzer. Dissent, Winter 2018)


El reflejo del debate norteamericano en España

Recientemente, desde las páginas de la publicación digital El Confidencial y de la revista Letras Libres se ha prestado especial atención al debate norteamericano (ver la reseña de Ramón González-Férriz antes citada), con la intención de proyectarlo sobre la situación de la izquierda española.

Así, Esteban Hernández ha ido ahondando en su crítica a una izquierda que parece desentenderse de la realidad material de las clases populares y prefiere enzarzarse en batallas culturales:

Se trataría de una izquierda ensimismada en su superioridad moral (Aurora Nacarino-Brabo), encerrada en su propia burbuja (Víctor Lenore), incapaz de proponer de nuevo un gran proyecto colectivo (Ricardo Dudda):

Otros autores, desde una visión más empírica propia de las ciencias sociales, recomiendan ser más prudentes a la hora de importar los argumentos propios de otro contexto y subrayan la necesidad de una mirada compleja que abarque las dimensiones idenditarias y redistributivas, tal como propone Pablo Simón en Politikon:

  • Una modesta contribución al debate de la izquierda (Pablo Simón. Politikon, 27.01.2018)

    «…todavía queda por saber en qué medida hay una contradicción entre las políticas de reconocimiento-multiculturalismo y hablar sobre cuestiones que preocupen en el tradicional eje izquierda-derecha. Pues bien, lo que sabemos es que esta cuestión es muy contingente a la historia de cada país, como indican Rovny y Polk. En algunos países hay una asociación fuerte entre ambas cuestiones (si eres de izquierdas, eres liberal-cosmopolita; si eres de derechas, autoritario-conservador) mientras que en otros hay variedad en el espectro. Pues bien, como se refleja para el caso de España, existe una fortísima asociación entre ambas cuestiones tanto desde la perspectiva de los partidos como, con algunos matices, de los votantes. Esto indica que si alguien teme que por hablar de brecha salarial de género (buen ejemplo de interseccionalidad) vaya a perder sintonía con las clases populares, su miedo es infundado. El marco de competición en España hace que ambas cuestiones estén solapadas. Ahora bien, son los partidos los que deben decidir cómo se concreta esto en propuestas concretas orientadas a redistribución y reconocimiento, y ahí es donde la “agencia política” marca la diferencia.
    En resumen, ni está claro que los obreros hayan votado por Trump, ni hay evidencia de que hayan dejado de optar por la izquierda en España, ni se perfila en el horizonte una incompatibilidad práctica entre la dimensión cosmopolita y la más distributiva. Yo por eso creo que hay que ser más cautos cuando se mira fuera de nuestras fronteras y se intentan importar debates con calzador. A veces en las prisas de querer explicar dinámicas complejas corremos el riesgo que querer poner el carro delante de los bueyes, pensando que nuestras tesis pueden ser ajenas a cualquier base de sustento empírico. No creo que sea una vía provechosa para el debate público y, si esos son los intelectuales que algunos echan de menos, me quedo con otras disciplinas de aspiraciones más modestas».

Por su parte, Emmanuel Rodríguez interviene en el debate para destacar los desencuentros históricos y actual entre las clases populares y las organizaciones de izquierdas:

Otros debates permanentes: la crisis de la socialdemocracia y el nuevo populismo de izquierdas

El interés del debate reciente no debe ocultar que desde hace años la izquierda española y europea intenta encontrar una salida al colapso de la socialdemocracia tradicional para enfrentarse con garantías a las propuestas populistas de derechas y de izquierdas. Así, puede ser conveniente recordar algunas aportaciones de los últimos años al debate sobre la crisis de la socialdemocracia y sobre la confrontración/diálogo con el nuevo populismo de izquierdas. Aportaciones de autores relevantes como Ignacio Urquizu, José María Maravall, Fernando Vallespín, Ignacio Sánchez-Cuenca, Íñigo Errejón, Manuel Arias Maldonado, Daniel Innerarity, Joan Subirats, Pablo Simón, Pau Marí-Klose, José Antonio Noguera, Juan Rodríguez Teruel, José Fernández-Albertos …, publicadas especialmente en medios como Politikon, CTXT, Agenda Pública, Piedras de Papel, La Maleta de Portbou o Revista de Libros

Fotografía: Shelag Murphy para Unsplash

Más artículos:
– Razón y tragedia: la superioridad moral de la izquierda (Fernando Broncano. El Confidencial, 27.02.2018)
La izquierda ausente (Lluís Orriols. El País, 27.02.2018)
– Lo que la izquierda quiere decir de verdad (Esteban Hernández. El Confidencial, 2.03.2018)
– El ‘reaganismo de izquierdas’ que ha hundido al Partido Demócrata (Javier Borràs i Arumí. esglobal, 26.02.2018)
Jan Rovny: ¿Qué le pasó a la izquierda en Europa? (La Mirada, 22.02.2018)
¿Sirven para algo los partidos de izquierdas? (Carlos Sánchez, El Confidencial, 11.03.2018)

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1 COMENTARIO

  1. Coincido en que hay que tener precaución con el «traslado» de debates en otros países a España. Creo que en España hay, sobre todo, dos problemas: el fantasma de la guerra civil, que un sector de la sociedad no quiere y no sabe abordar, y el problema económico. Sin transformaciones económicas importantes que modernicen ntro. sistema productivo no vamos a ninguna parte (en esto coincido plenamente con Jordi Sevilla). Y… los cambios económicos requieren la colaboración activa de…. quienes se niegan a hablar de la represión franquista. En otras palabras: la izquierda sóla, poco puede hacer.

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