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Poder en femenino

«Para liberarse, la mujer debe sentirse libre, no para rivalizar con los hombres, sino libres en sus capacidades y personalidad.» Indira Gandhi

Mandan, y mucho. Les cuesta el doble llegar que a sus colegas hombres. En cambio, su huella perdura más tiempo. Antoni Gutiérrez-Rubí, autor del libro «Políticas» (Ediciones ElCobre), nos da las claves de un estilo que crea escuela.

Decálogo para la feminización de la comunicación política.

1. Hablar con el corazón
No renunciar a mostrar las emociones, aunque sean íntimas. La política es idea, gestión, poder y emoción. Quien renuncie a las ideas para gestionar será un burócrata. Quien renuncie a las emociones para ganar el poder, será un autoritario. Quien no se emociona nunca podrá comprender el ánimo de los demás.

2. La belleza es política
Entender que la belleza es un atributo de la representación pública es una oportunidad para la nueva política. Los ciudadanos confían en quien se viste y se arregla para representarles con dignidad. Cuidar tu imagen física, como una actitud vital de preocupación por la salud y la vida natural ofrece un perfil de belleza alejado de los patrones estéticos y los prejuicios sociales.

3. Pensar en términos de comunidad
Desarrollar un comportamiento comunitario creativo y dinámico como base de la acción política supone una nueva relación entre el líder y los ciudadanos y sus organizaciones. Mejor cómplices que seguidores; mejor activistas que electores; mejor libres y creativos para actuar que repetidores de consignas.

4. Priorizar la vida cotidiana
La política que habla y se preocupa de la vida de las personas es el escenario central de la feminización de la política. Más proximidad a los problemas diarios: conciliación, igualdad de oportunidades y de retribuciones, educación, el trabajo como derecho y realización. Y una nueva mirada a las patologías de la sociedad: la soledad, el aislamiento, la tristeza, la insatisfacción, el dolor, el miedo…

5. Combatir sin cuartel la discriminación
Sea de género o cualquier otra. Un combate constante, sin descanso, decidido. La defensa de la pluralidad y la diversidad es la antesala de la política del diálogo y del acuerdo. La nueva comunicación explora el acuerdo a través del reconocimiento de la alteridad. La comunicación se convierte en una conversación multilateral y abierta.

6. Un lenguaje no sexista
Casi lo más difícil. Siglos de lenguaje y pensamiento androcéntrico nos atenazan y nos dirigen, muchas veces sin darnos cuenta. Hay que educarse y educar. Necesitamos un lenguaje siempre inclusivo. Nuestras palabras, y sus imágenes asociadas, dibujan realidades conceptuales que tienden a reducir la realidad, a simplificarla.

7. Los valores como motor
La feminización de la política impulsa la recuperación de los valores morales y éticos como base de la nueva política. Ganan las ideas políticas que nos humanizan, que nos hacen más espirituales, más profundos, más intensos. La política que recupera las grandes palabras, las que trascienden y dan dimensión moral a la gestión. La política de la esperanza.

8. Liderar la conversación
Dominar el medio dominante, como decía McLuhan. Hoy, en la red, en el mundo digital. Convertir la comunicación en conversación, en participación colectiva. Dispuestos a escuchar y a dejarse influir. Experimentar la cultura digital como una nueva forma de organizarse, de pensar las propuestas y de comunicarlas. La red como medio y como paradigma de la política.

9. La política de la claridad
En las propuestas, en las dificultades, incluso en las dudas. La sinceridad y la claridad como garantía de transparencia y simplicidad, para -precisamente- abordar la complejidad de la gobernabilidad y de los retos con lo fundamental, con lo nuclear. No hay tiempo que perder. Las dificultades del planeta y la humanidad reclaman soluciones y propuestas fundamentales, decisivas, básicas. Claridad ante la oscuridad de la incertidumbre.

10. Pensar con imágenes
Recuperar la expresión artística y las artes visuales para la comunicación del pensamiento social y político. Pensar con las nuevas visualizaciones de mapas, gráficos y simulaciones. Imaginar las ideas, imaginando sus iconos y sus símbolos. Conectar los sueños y las propuestas con su visión, con su representación. Imágenes para cambiar el mundo.

Quién es Quién
Frente a la uniformidad de los poderosos, las mujeres políticas tienen gestos y estilos únicos. Cana una saca partido de sus virtudes y defectos. Poder eficaz y de autor.

Carmen Chacón. Es el icono de la nueva política del Gobierno Zapatero. Sus primeras imágenes pasando revista, embarazada, a la tropa son el símbolo de la España contemporánea. Su sonrisa es magnética, acogedora y transparente. Trabajadora, leal y paciente. Tiene la ambición natural de quien se apasiona por la política como el arte de hacer posible lo necesario, lo urgente, lo inaplazable. La gestión en Defensa puede ser una excelente preparación para pasar al «ataque» electoral en 2012.

Angela Merkel. El discreto encanto de la eficacia. Sobria y meticulosa. Tiene una larga experiencia en el partido y en el Gobierno. Ha subido, literalmente, peldaño a peldaño, sin empujar. La que fuera «la niña», para el gigante Helmut Kohl, es hoy la primera mujer canciller de Alemania. Da seguridad, ofrece estabilidad. Su fuerza es la tranquilidad y la prudencia. Sin concesiones estéticas, viste y se mueve con practicidad. Poco efusiva, se ha quejado de los abrazos excesivos de Sarkozy. Pero detrás de su coraza hay una intensa vida emocional. Se casó en secreto. La privacidad es su refugio.

Michelle Bachelet. Pediatra de profesión, se ha ganado el respeto de la clase militar chilena. Ha dicho: «Estamos siendo testigos del fin de la cultura de la arrogancia.»

Cristina Fernández de Kirchner. Competidora nata. Antes de ser la Primera Dama de Argentina ya ganaba elecciones en su país. Tiene experiencia y una fuerza personal que, a veces, no controla. Los excesos, sean de maquillaje, de autoridad o de beligerancia política pueden arruinar su trayectoria. Despierta recelos misóginos en su país que combate con dosis de autoafirmación pública. Es hábil y juega fuerte. «Llegó tarde» a la reciente foto del G-20, que se repitió por ella. Fue portada en todo el mundo.

Mª Dolores de Cospedal. Fuerza y preparación: Abogada del Estado, venció a Bono en las generales y redujo a la mitad la ventaja del PSOE en las autonómicas. Determinación y coraje: Divorciada y católica ha cumplido su deseo de ser madre gracias a la fecundación in vitro. El machismo latente en los medios de comunicación se ha reflejado en una serie de fotografías sobre sus piernas y sus zapatos para ilustrar su ascenso en política. Lamentable y misógino. Pero María Dolores no se amilana. Es parte del futuro.

Esperanza Aguirre. Correosa, corredora de fondo. Tiene un gran instinto para la política de la proximidad y el populismo, aunque sea noble. Hemos visto cómo busca la fotografía, sin ningún complejo, mientras hace gimnasia, tai-chi, tira al arco, juega al tenis, a padel o a hockey. Hace política en los medios de comunicación como muy pocos saben hacerla. Ha sabido esperar bien sus tiempos, aunque se ha precipitado demasiado recientemente. La ansiedad la consume. Y se nota. Pero no ha dicho la última palabra.

Mª Teresa Fernández de la Vega. Incansable hasta la extenuación. Representa el rigor, la seriedad, el cumplimiento del deber como fundamento de la acción política. Su constancia y método de trabajo son la clave de su éxito. El día a día es su gobierno para suerte de Zapatero. Inflexible en los errores y amable con la prensa. Ha sabido cuidar su imagen y adaptarla con el tiempo con una buena elección del corte, los colores y los complementos. Se define: «Más que felicidad, en mi vida tengo armonía.»

Martine Aubry. «Dama de hierro». En las antípodas estéticas, intelectuales y políticas de Royal. No busca agradar, sólo ganar. Austeridad e ideología frente a «glamour» y seducción.

Políticas
Les cuesta el doble llegar donde están. («Estamos siendo testigos del fin de la cultura de la arrogancia», Michelle Bachelet).
Cuando lo hacen, se las juzga más severamente («Ningún hombre con mi historial estaría tan cuestionado», Ségolène Royal).. Y casi siempre se las perdona la mitad («La igualdad entre géneros llegará cuando las mujeres puedan cometer los mismos errores que los hombres y no se las insulte por ello», Amelia Valcárcel, filósofa). Pero las políticas cada vez despiertan mayores niveles de credibilidad. Ya es así en Latinoamérica. Empieza a serlo en Europa. Ellas comunican mejor, porque comunican diferente. La seducción de los valores y de la proximidad. La nueva política.

La tendencia
Sólo 40 mujeres han sido presidentes de gobierno o jefas de Estado en el mundo desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellas, desatacan Indira Gandhi en la India (en dos períodos), Golda Meier en Israel, Benazir Bhutto en Pakistán (también en dos legislaturas), la británica Margaret Thatcher y Edith Cresson en Francia a principios de los noventa. Pero lo excepcional empieza a ser una tendencia sólida. El año 2006 se inició con los ecos recientes de los éxitos electorales de Michelle Bachelet, en Chile, o Angela Merkel en Alemania. A los que se sumó Ellen Jonson-Sirleaf (apodada «Mamá Ellen») en Liberia, que se convirtió en la primera mandataria elegida democráticamente y la primera mujer presidenta en África.
En el 2007, nos sorprendió el fenómeno Ségolène Royal, con su ascenso fulgurante en las primarias de su partido y su dolorosa derrota electoral frente a Nicolas Sarkozy. Fue el año de las victorias de la «presidenta» (con «a», como le gusta decir) Cristina Fernández en Argentina y de Prathiba Patil en India, la mayor democracia del mundo. En Estados Unidos, también, asistíamos a la victoria de la irresistible Nancy Pelosi, la primera mujer presidenta del Congreso de los Estados Unidos, en el marco de ola de cambio político que los demócratas supieron gestionar.
El año 2007 acabó mal, con el dramático final de la trayectoria de Benazir Bhutto. El último y definitivo atentado terrorista y cobarde que sufrió le costó la vida junto a cientos de sus seguidores y frustró la esperanza de cambio en el inestable y atómico Pakistán. Ya en el 2008, la apasionante carrera de las primarias norteamericanas de los demócratas, con el duelo Obama-Clinton.
Ellas son hoy, en este período extraordinario de la historia que nunca antes había sucedido, 14 mujeres presidente o primer ministro en el mundo.
(Políticas. Mujeres protagonistas de un poder diferenciado)

Enlaces de interés:
Dime cómo vistes y te diré de qué partido eres (Tiempo, 8.01.2010)

Publicado en: Marie Claire (Febrero 2009) (versión pdf)

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