Ecoansiedad

Hace décadas que se habla del término ecoansiedad, aunque es ahora cuando más atención merece y es entre los más jóvenes donde se agudiza el problema. Un estudio de 2021, de la plataforma Avaaz, demostró que la ansiedad relacionada con la crisis planetaria es muy alta y «no es solo porque estemos presenciando desastres climáticos devastadores sino porque los gobiernos están fracasando sistemáticamente a la hora de tomar medidas significativas para detener la crisis».

Casi la mitad de los jóvenes encuestados a nivel mundial aseguró que la ansiedad relacionada con el cambio climático está afectando a su vida cotidiana. Un 75% valoró que «el futuro le parece aterrador», porcentaje que alcanzó el 81% en Portugal y el 92% en Filipinas. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en un nuevo informe de políticas presentado el mes de junio, instó a los países a que incluyan el apoyo a la salud mental en su respuesta a la crisis climática.

Si ponemos el foco en el cambio climático y sus efectos a nivel planetario, la incertidumbre se vuelve certeza (palpable), ya que se están dibujando realidades muy concretas que se explican y demuestran con datos y racionalidad. No queda mucho margen para imaginar alternativas distintas, ni tiempo para ejecutarlas. Esto hace que cada vez más personas puedan sufrir trastornos psicológicos y/o secuelas causadas por la preocupación y el estrés que genera pensar en un cataclismo ambiental y que, si se tornan crónicos, pueden definirse como ansiedad climática, en palabras la Asociación Americana de Psicología.

Estamos llegando hacia un punto de inflexión planetario en que, si se traspasan determinados hitos (identificados por la comunidad científica en diversos estudios), viviremos consecuencias globales de magnitud devastadora que caracterizarán entonces un punto de no retorno.

En este escenario, comunicar eficazmente datos estadísticos, en forma y fondo, relacionados con la salud y/o el cambio climático necesita partir de una estrategia clara: ofrecer contexto, datos concretos, tener en cuenta los sesgos cognitivos que intervienen ante informaciones complejas, ser empáticos, hablar de casos cercanos, ofrecer estímulos y propuestas para la acción. La ansiedad se combate con información y compromisos. El resto: miedos y recelos.

Publicado en: La Vanguardia (15.09.2022)
Fotografía: Ma Ti para Unsplash

Artículos de interés:
Adiós a la leyenda: en ‘El grito’ de Munch no hay nadie gritando (y su explicación) (Rubén Rodríguez. El Confidencial, 21.03.2019)

Otros contenidos

Gutiérrez-Rubí: «La generación Z siente una gran frustración e indignación hacia el pacto intergeneracional» (Entrevista para Crónica Global)

Entrevista con Carla Rivero para Crónica Global, con motivo de la publicación de mi libro Polarización, soledad y algoritmos. Una radiografía de las nuevas...

Lecciones del atletismo para la política

El deporte es competición: citius, altius, fortius (que significa «más rápido, más alto, más fuerte» y es el lema de los Juegos Olímpicos desde sus comienzos...

Observatorio Trump: Un ‘bully’ en la Casa Blanca

El consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí presenta ‘Observatorio Trump’, un espacio en el que analiza para EL PAÍS la comunicación política de Donald Trump durante su...

1 COMENTARIO

  1. Y repetir artículos como el tuyo hasta que a algunos les salgan por las orejas. El «negacionismo» sobre la crisis climática se está convirtiendo en el argumento de las derechas sin argumento igual que el comunismo y la ETA y lamentablemente, aunque el comunismo (en su acepción más soviética) y la ETA ya no existen, la crisis climática si.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.